Siempre que me senté frente al PC y abrí este blog, era para escribir sobre temas relacionados con el fútbol y, concretamente, con contenidos concernientes al Sevilla F.C.
Este blog lo lee poca gente, o al menos así lo compruebo. No me extraña en absoluto puesto que llevé largo periodo sin incluir un post debido a problemas de índole familiar. Y eso, aunque no lo parezca o se aprecie, lo nota este que ahora escribe. Tampoco es que tuviera muchos seguidores en la etapa anterior, ya que comencé éste con bastante tardanza respecto a muchos de esta blogosfera sevillista.
Aún así tenía la leve esperanza de hacerme un hueco entre ellos y a base de tesón y mucha perseverancia hacerme conocido y de esta manera conseguir además incondicionales y blogs que, como costumbre o enganche, “linkaran” hacia esta dirección. ¿Vanidad? Todo el que escribe peca de ella. ¿Satisfactorio? Es lo máximo que pretendo, sin llegar a pecar de prepotente.
Sea como fuere yo seguiré escribiendo a sabiendas de que este blog pocos lo verán, pero me basta con plasmar mis ideas, mi experiencia como entrenador, mis conocimientos como futbolista que fui en Alemania hace bastantes años y sobre todo con redactar críticas, elogios, crónicas de partidos y todo lo que mi espacio corto de tiempo disponible me permita escribir sobre mi equipo.
Pero hoy no voy a hacerlo precisamente del Sevilla F.C., no.
Hoy voy a hacerlo porque me revienta ver como muchísimos blogs se amparan en eso que llamamos libertad de expresión, libre exposición de ideas o pensamientos e incluso se atreven a lanzar insultos, palabras soeces, aberraciones del idioma y todo tipo de ofensa a lo que sea o a quién sea.
Y no es necesariamente por esto que acabo de escribir por lo que me indigno, no. Porque cualquiera, en un momento de rabia, ira o pérdida de los nervios, puede incurrir en tamaño agravio. Es lo que al final de cada post aparece. Dejar comentario.
Entras en ese apartado, escribes tu opinión acerca de aquello que acabas de leer, te identificas y cuando le das al botón de: Enviar comentario aparece una leyenda que te informa de que tu comentario será supervisado por el autor del blog y dará el visto bueno para su publicación.
Incoherente, ¿no?
El autor del blog puede, indiscriminadamente, censurar o eliminar el/los comentarios de cualquiera que previamente se identificó y que por tanto, desde ese instante, es responsable del contenido del comentario.
Y sin embargo al autor nadie le despoja o prohíbe de ejercer su derecho a expresar su libre opinión. ¿A qué viene entonces esa censura?
Mi blog está abierto a todos los comentaristas, ya sean anónimos o identificados y ninguno pasa por la “censura” puesto que todos aquí somos meros aficionados a la redacción de temas y no estamos –al menos yo no- en posesión de la diplomatura en Filosofía, Literatura o Gramática y mucho menos en Derecho Penal o Código Civil, y por tanto, a excepción de las consabidas palabras malsonantes que todos conocemos, nadie puede ni debe censurar a ningún otro por sus comentarios o ideas.
Por el contrario veo como cuando el comentario es de alabanza –decía mi abuela que Dios nos retrase el día de las alabanzas- el autor, no solo se jacta de haber hecho un buen post, un post modelo sino que además recalca las virtudes de éste.
Como dije al comienzo, no espero que este post lo lean más de dos personas –y una de ellas soy yo- pero quién lo lea, le invito a que deje su comentario y que por muy duro que éste sea, quedará siempre ahí plasmado. Sin censuras. Sin condiciones.
Un saludo.
Este blog lo lee poca gente, o al menos así lo compruebo. No me extraña en absoluto puesto que llevé largo periodo sin incluir un post debido a problemas de índole familiar. Y eso, aunque no lo parezca o se aprecie, lo nota este que ahora escribe. Tampoco es que tuviera muchos seguidores en la etapa anterior, ya que comencé éste con bastante tardanza respecto a muchos de esta blogosfera sevillista.
Aún así tenía la leve esperanza de hacerme un hueco entre ellos y a base de tesón y mucha perseverancia hacerme conocido y de esta manera conseguir además incondicionales y blogs que, como costumbre o enganche, “linkaran” hacia esta dirección. ¿Vanidad? Todo el que escribe peca de ella. ¿Satisfactorio? Es lo máximo que pretendo, sin llegar a pecar de prepotente.
Sea como fuere yo seguiré escribiendo a sabiendas de que este blog pocos lo verán, pero me basta con plasmar mis ideas, mi experiencia como entrenador, mis conocimientos como futbolista que fui en Alemania hace bastantes años y sobre todo con redactar críticas, elogios, crónicas de partidos y todo lo que mi espacio corto de tiempo disponible me permita escribir sobre mi equipo.
Pero hoy no voy a hacerlo precisamente del Sevilla F.C., no.
Hoy voy a hacerlo porque me revienta ver como muchísimos blogs se amparan en eso que llamamos libertad de expresión, libre exposición de ideas o pensamientos e incluso se atreven a lanzar insultos, palabras soeces, aberraciones del idioma y todo tipo de ofensa a lo que sea o a quién sea.
Y no es necesariamente por esto que acabo de escribir por lo que me indigno, no. Porque cualquiera, en un momento de rabia, ira o pérdida de los nervios, puede incurrir en tamaño agravio. Es lo que al final de cada post aparece. Dejar comentario.
Entras en ese apartado, escribes tu opinión acerca de aquello que acabas de leer, te identificas y cuando le das al botón de: Enviar comentario aparece una leyenda que te informa de que tu comentario será supervisado por el autor del blog y dará el visto bueno para su publicación.
Incoherente, ¿no?
El autor del blog puede, indiscriminadamente, censurar o eliminar el/los comentarios de cualquiera que previamente se identificó y que por tanto, desde ese instante, es responsable del contenido del comentario.
Y sin embargo al autor nadie le despoja o prohíbe de ejercer su derecho a expresar su libre opinión. ¿A qué viene entonces esa censura?
Mi blog está abierto a todos los comentaristas, ya sean anónimos o identificados y ninguno pasa por la “censura” puesto que todos aquí somos meros aficionados a la redacción de temas y no estamos –al menos yo no- en posesión de la diplomatura en Filosofía, Literatura o Gramática y mucho menos en Derecho Penal o Código Civil, y por tanto, a excepción de las consabidas palabras malsonantes que todos conocemos, nadie puede ni debe censurar a ningún otro por sus comentarios o ideas.
Por el contrario veo como cuando el comentario es de alabanza –decía mi abuela que Dios nos retrase el día de las alabanzas- el autor, no solo se jacta de haber hecho un buen post, un post modelo sino que además recalca las virtudes de éste.
Como dije al comienzo, no espero que este post lo lean más de dos personas –y una de ellas soy yo- pero quién lo lea, le invito a que deje su comentario y que por muy duro que éste sea, quedará siempre ahí plasmado. Sin censuras. Sin condiciones.
Un saludo.
4 comentarios:
Hola Guilmar.
Me veo en la obligación de añadir comentario, por alusión, ya que yo también tengo mi propio blog, como bien sabes y como también sabes, cuando dejas un comentario tienes que esparar que lo apruebe. Las razones, te las explico a continuación:
La primera, que un blog es una ventana de mi casa que abro al exterior, para que el resto de personas puedan entrar. Pero es mi casa y en mi casa hago lo que me da la gana. En mi casa pongo yo la normas y quien las quiera bien y quien no que no entre, entre otras cosas porque yo no censuro nada de lo que hacen otros en su propia casa.
La segunda es porque, como mi blog es mi casa, no estoy dispuesto a que haya comentarios en ella fuera de lugar o insultantes. En mi blog, están permitidas, por supuesto, todas las opiniones sobre cualquier tema que yo saque, pero no voy a permitir deteminado lenguaje ni insultos y desgraciadamente, sufrí los comentarios de determinados energúmenos que no permitiré que vuelvan a ocurrir.
En definitiva, que cada uno hace su casa lo que cree conveniente. Que el que no esté conforme con lo que se hace en la casa de otro, que no entre. Y que, independientemente de las razones que tengan otros para poner filtros a los comentarios, mi motivo es el no permitir que a personas de orden como tú, los insulten en mi casa. Cualquier comentario, dicho con respeto y educación, sea de la opinión que sea, será bien recibido y publicado.
Saludos.
Es una opinión tan válida como cualquier otra. Te agradezco que te tomases la libertad de exponer tu comentario.
Es cierto que hay comentarios fuera de lugar y soeces, pero la "libertad de expresión" de esos individuos es bueno que también la lean todos los que leen tu blog. No es la ventana de su casa la que ellos abren, es una apertura de su casa entera con todos sus trapos sucios en público.
De todas maneras, si eres amigo mio y alquien deja un comentario en tu blog de mal gusto, con insultos hacia tí o hacia el Sevilla F.C., ten por cuenta que no por ello dejarás de ser la misma persona y seguirás siendo mi amigo. Por el contrario, se habrá dado a conocer el individuo y nadie querrá nada con ese tipo.
Un saludo.
Si ves la hora, se me hacía tarde para seguir contestándote.
Un último inciso: El post va dirigido a esos que insultan desde sus blogs, que los hay a manta. Creo que supiste leer eso. Solo a ellos me refería.
Siento que este post mío te haya molestado, pero no era intención ir contra todos los blogs, sino simplemente hacer reflexionar a esos que aprovechan esta plataforma para su desahogo particular.
Ya el hecho de haberme contestado demuestra que tú no estás entre ellos.
Saludos
Tranquilo no me he molestado, sólo que cada uno tenemos un punto de vista sobre un asunto, lo cual es bueno.
Yo, de todas formas seguiré poniendo el filtro, por los motivos que te di y me parece perfecto que tú no lo hagas.
Un abrazo.
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